Un toque de compasión

Mira con bondad y encontrarás cosas únicas
— R. J. Palacio

¿Has escuchado alguna vez que cada cabeza es un mundo? Esa frase me vino a la mente mientras viajábamos con los niños y por cuestiones de logística compartí asiento con ellos pero mi marido se sentó al lado de joven latino como nosotros.

Los primero minutos del vuelo como suele suceder cada cabeza estaba en su mundo y normalmente cuando tienes un mundo demandante estas muy infiltrado en él, incapacitando tus habilidades sociales y enfocado toda tu atención a los problemas que tienes que resolver. Sin embargo así como el mundo no para el vuelo tampoco y los minutos transcurrieron hasta que llegó el momento en el que la sobrecargo interrumpíos sus pensamientos ofreciéndoles algo para tomar y es ahí donde cada uno tuvo que detener sus pensamientos, desenchufarse y contestar lo que se les preguntaba.

El joven no entendía la pregunta en inglés y mi marido se percato de ello, así que fue en ese momento cuando comenzó una conversación con un simple “que te gustaría tomar” a lo que el joven respondió : una coca por favor, seguido de un gracias.

Minutos después de la coca y de preguntar por el wifi para seguir inmersos en su mundo el chavo inquieto le preguntó a mi marido:

¿Crees en Dios?

Claro está que se quedó en shock (cuenta él) ante tal interrogante pero contestó: así es, creo en Dios y creo que no hay coincidencias, si estás aquí es por algo.

Entonces el joven se soltó a contarle una vida muy conflictiva, llena de problemas que lo llevaron a estar en ese avión por suerte, por destino o por Dios.

Así que cuando a él le toco hablar le dijo:

“No sé si es Dios o es suerte, lo que si se es que tienes una gran oportunidad para volver a empezar. No hay casualidades, hay oportunidades. Tienes hoy la oportunidad de volver a empezar, con mucho o con poco, no lo desperdicies. Aprovecha cada momento que tienes, aprovecha la oportunidad porque no vas a tener otra. Siempre di la verdad porque aquí los gringos se la saben de todas, no mientas, cuenta tu historia, tu verdad y vas a ser libre. “

Siguieron hablando, de todo y de nada. Él le siguió dando consejos, el otro escuchaba.

Como todo principio llega a su fin, el avión aterrizo y le entregamos barras de chocolate para que tuviera algo que comer. Nos despedimos y siguió su camino.

Momentos después mi marido se volteo y me contó todo y entonces le dije: acabas de sentir compasión por otro humano, acabas de ser empático y presenciado bondad de ti para con él, es decir acabas de ayudar a un hombre cuando más lo necesitaba.

De eso se trata la vida, de ayudar. Ayudar a nuestro prójimo, a nuestros hermanos. Ser agentes de paz, ser personas que unan, que motiven e inspiren. Ser siempre seres auténticos, serviciales, dispuestos, seres que vivan valores y los promuevan. Necesitamos seres humanos compasivos con la humanidad no Poncios Pilatos que se hacen a los que no ven y no escuchan.

Una probada de compasión, un poquito de ella llena el corazón y lo te hace ver más allá de la vida que llevas.

Me hubiera gustado hacer un poco más por el, pero como dije al principio cada cabeza es un mundo y este mundo salió disparado en busca de libertad, de esa segunda oportunidad, salió en busca de una nueva vida y a nosotros nos dejo una gran enseñanza la compasión por la humanidad y la empatía que debemos de tener siempre.

Trata siempre de ponerte en los pies de otro ser humano y entenderás su vida. Agradece lo que tienes, agradece la familia que has formado y de la casa a la que podemos llegar y dormir en paz.

V

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